Que cada cual recoja en sus ojos, los colores
Las estrellas, las mareas, su propio abismo.
Que la cara y las manos, nos acaben agrietadas de
de tanto rozar al viento.
Que la paz de los adentros, no nos sea arrebatada.
Que lo hondo del esfuerzo, no vaya a manos equivocadas.
Cada cual con su vidita, que se alejen los ladrones de perfumes, pues -nunca lograrán la esencia.
Que se aparten los que cazan, los que roban, los que arañan, los que matan… que nunca serán bienvenidos.
Que se abran los caminos, a los que estando en el suelo,
Se levantan.
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